Desde bien pequeño aprendí que el honor, el coraje y la
valentía son conceptos delicados de los que no cabe frivolizar, y que uno se
tiene que currar los logros con sus propios puños y sudor. Lógicamente, de pequeño es difícil resistirse a la tentación de ‘saltarse las reglas’: todos
hemos presumido de algo que no hemos hecho, nos hemos hecho dueños de algo que
no era nuestro, o en algún momento nos hemos hecho los valientes ante el más
débil.
Pero bastante pronto aprendí que todo ello no es más que
estéril y traicionera masturbación. En esta vida uno tiene que aprender a
justificarse tanto ante los demás como ante uno mismo. La apariencia de las
cosas no da de comer a nadie, menos cuando uno se mete en la cama por la noche
y se predispone a descansar, o cuando se espera que los demás sean tan buenos
como uno mismo.
A mí personalmente no me gusta perder mi tiempo luchando por logros que no sean justificables, o al menos respetables, desde
todos los puntos de vista de la buena ética y moral. Más que nada porque el que
se beneficia de mis logros soy yo, y a pesar de que los demás puedan ser
idiotas yo tengo claro que no lo soy, así que si no puedo presumir de algo ante
mí mismo, hacerlo ante los demás sería una buena definición de la palabra hipocresía.
En este sentido, no alcanzo a entender las desconcertantes
reacciones químicas que pueden tener lugar en el cerebro de una persona hasta
el punto de hacerla sentir satisfacción, orgullo, desahogo de su frustración
personal o lo que quiera que sea lo que se siente al participar en unos actos
marcados a fuego por la palabra cobardía. Me resulta desconcertante que tan
sucios impulsos nerviosos puedan transmitirse neurona a neurona, hasta el punto
de hacer tensar los músculos encargados de dibujar una sonrisa en la cara de algún
infame bastardo. Dicen los expertos que la naturaleza siempre se purga a sí
misma, pero yo no estoy del todo seguro. ¿Cómo puede persona alguna en el mundo
presumir de algo así? Y peor aún, ¿en qué sana mente cabe asociarlo al orgullo,
honor, valentía…? Quiero decir, puedo asumir que uno actúe como un hijo de puta
y después diga bien alto “SÉ QUE SOY UN HIJO DE PUTA Y ES LO QUE HAY”. De
hecho, algún elemento así en el mundo hay, y sinceramente creo que se pueden
llegar a merecer cierto respeto. Pero lo que no me entra en la cabeza es que se
pretenda hacer creer que el concepto de hijo de puta es más maleable de lo que lo
es en realidad.
Hoy se celebra en Tordesillas el torneo del Toro de la Vega,
ante el apoyo y/o pasividad de todos los dirigentes de ésta sociedad que se dice
civilizada, de éste magnífico Estado moderno, social y democrático de derecho y
miembro de la Unión Europea (bla bla bla). Quien quiera saber en qué consiste el
torneo, lo tiene a golpe de Google y Youtube. Yo sinceramente pienso que es una
verdad absoluta el hecho de que el mundo sería un lugar mejor sin personas con
tan distorsionado sentido de la honradez.
Entre tantos "alto lás!" e "sou contra" esterilizando qualquer salto aos nossos ouvidos, sendo já esperado o uníssono daqui ou de lá. em que até por temor de retratar-se busca-se justificar em algo maior e externo a si tal nojeira, uma visão como a sua, verdadeiramente sensível e analítica que percorre o caminho pelo qual passa o absurdo (que acredita justificar-se por motivos desconhecidos dos desprovidos de tal "honra") é a única que pode saltar aos olhos e os fazer brilhar...
ResponderEliminar:)
Beijos, Leléo
Helen
Huelga decir, q razón no te falta. El horror puede ser retratado con una sonrisa y esconderse dentro de la moral. La cual quizás, también sea capaz de enfermar... o simplemente se trate de una ética más animal, enmarcada dentro del proceso evolutivo del ser humano. En cualquier caso, una "cura ética" o la propia evolución humana se alcanzarían con una buena Educación.
ResponderEliminarY si no es así... estamos jodidos..
"No creo que seamos parientes cercanos, pero si usted es capaz de temblar de indignación cada vez que se comete una injusticia en el mundo, somos compañeros que es más importante"
Ernesto "Che" Guevara