Hace pocos meses participé en una actividad en grupo en la que teníamos que escribir en un papel de forma anónima un simple deseo. Posteriormente todos los deseos se leerían en voz alta. Entre los abundantes "hacer un máster", "encontrar trabajo", "vivir en el extranjero" (y demás blablablas entre los que me incluyo) se leyeron tres deseos sencillos a la vez que rotundos que me llamaron especialmente la atención:
Ser feliz el mayor tiempo posible.
Ayudar a mejorar el mundo.
Evitar al máximo la asimilación.
Lo curioso del último de ellos es que el término asimilación se puede entender de dos maneras: como proceso mediante el cual un individuo acepta e integra nuevos conceptos (los asimila); o proceso mediante el cual un individuo cambia para adaptarse a su entorno (se asimila). Supongo que la persona se referiría al segundo de ellos, algo así como mantener la esencia propia a pesar de la tendencia natural a adaptarse a lo que nos rodea o a dejarse condicionar por las circunstancias que nos ocurren.
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