martes, 25 de diciembre de 2012

Celebrando nada


"Durante los días de fiesta uno ordena la habitación, uno se siente más alegre, o más triste.
 No se sabe muy bien qué hacer con ciertos pensamientos."


martes, 11 de diciembre de 2012

Las excrecencias plúmbeas del alma



Muy resumidamente, en el Mito de la Caverna Platón nos relata el proceso a través del cual unos individuos pasan de una situación inicial –habitan una caverna, atados delante de una hoguera: su única realidad era la de sus sombras y voces)- a otra situación final: el mundo exterior, el verdadero conocimiento de la realidad. Este proceso, que Platón llamaba “la áspera y escarpada subida hacia la luz”, pasaba por “extirpar las excrecencias plúmbeas del alma”, es decir, despojarse de todo lo erróneo o incierto que en un momento hemos absorbido y alimentado, para poder cultivar una sabiduría sana desde su misma raíz, libre de prejuicios (juicios previos).

El mito en sí consiste en un interesantísimo paralelismo sobre el hombre y el conocimiento: el aprendizaje es un proceso lento y gradual. Si tratas de absorber más de lo que eres capaz, te ofuscarás. A la vez, establece la clara división entre mundo sensible (lo que nos aportan los sentidos) y mundo inteligible (el que conocemos a través del uso de la razón).
Para narrarlo, Platón hace uso de otro paralelismo: el del conocimiento humano y la luz del sol. Los habitantes de la caverna no han visto la luz natural en toda su vida y su camino debe culminar en la cima de una montaña, desde donde finalmente podrán contemplar  "el Sol y lo que le es propio" –metáfora  que encarna la idea de Bien- sin temor a quemarse los ojos (es decir, finalmente adquirirán el verdadero conocimiento sobre la realidad).

Seguro que todos nos hemos preguntado alguna vez para qué sirve la filosofía. Yo mismo me lo preguntaba a mis 17 años. Hoy entiendo la vital importancia de saber discernir, entre muchas otras cosas, cuando una actitud es dogmática o escéptica; cuando tiene un origen empírico o en juicios a priori; cuando se habla en términos absolutos o relativos. El relativismo lingüístico me sigue pareciendo un fenómeno curioso.

En Lisboa tuve un magnífico profesor de Filosofía del Derecho que dedicó un largo rato a la cuestión: ¿para qué sirve la filosofía (del derecho)? Aparte de ser miembro de la comisión de nosequé del Tribunal Constitucional portugués, como todo buen profesor de filosofía el tipo estaba un poco zumbado. Hablar con él, ese silencio incómodo antes de su respuesta mientras me miraba fijamente a los ojos es de las experiencias más incómodas que he vivido. Una vez lo tuvieron que rescatar del patio de la facultad cuando sufrió un brote psicótico. Trataba de quitarse la ropa mientras decía a los alumnos, en tono sermón,  lo crucial de vivir la vida y ser feliz.
A lo que íbamos. El mencionado profesor nos dio la que para mí es la mejor explicación del porqué de la filosofía (o de cualquier disciplina afín). Siguiendo la línea de un tal Martin Kriele, a todo jurista cuando se le plantea un caso automáticamente su mente emite una serie de pre-juicios (juicios previos) capaces de influenciar –aunque sea en un nivel subconsciente- sobre la solución práctica que posteriormente defenderá. Estas “pre-concepciones” son ideas intuitivas anteriores a la propia reflexión. “La filosofía opera precisamente un mecanismo de racionalización de tales pre-concepciones. Transforma la intuición o sentimiento en conjuntos articulados de ideas y principios explícitos. Desenvuelve tales ideas o principios de forma a dar nueva luz a las soluciones casuísticas”.

En otras palabras, buscamos la justificación de nuestras ideas, en vez de empezar de cero y construirlas con una base sólida. En realidad, este esquema es válido para todos los campos de la reflexión humana. Estamos cargados de prejuicios –de juicios previos-. De excrecencias plúmbeas. Por naturaleza estamos rodeados por los barrotes de la convicción, y debemos trabajar duro a diario para no dejarnos llevar por esa fuerza de atracción. Hay que encontrar la calma y la serenidad necesarias para preguntarse, en situaciones clave: esto que defiendo a capa y espada, ¿es correcto en sí mismo o es lo correcto para mí?¿De verdad lo considero una verdad inatacable, o lo defiendo debido a mis ambiciones o concepciones inmediatas?

Según he leído recientemente, el ministro José Ignacio Wert planea eliminar la asignatura de Filosofía del plan de estudios de bachiller. Sinceramente, con lo visto hasta ahora no me he sorprendido. Sí me he indignado. No soy ningún iluminado en la materia, pero no me cabe duda de que este señor no ha sabido apreciar el valor de esta disciplina en su vida. Ahora estima que los jóvenes de hoy en día/adultos del mañana no necesitan este tipo de formación. Todavía no sabe que si no sabes saber, no sabes nada. Y como todo lo que viene haciendo, pretende empezar la casa por el tejado.  Es lo que los griegos llamarían un idiota. 

Otro legado de La República de Platón es la doctrina del filósofo gobernante. Los gobernantes de la polis deben pasar décadas formándose antes de alcanzar la madurez necesaria para gobernar, aprendiendo a pensar, a usar la razón. Cuando sean hombres moral, política y socialmente formados, estarán listos para gobernar. Ahí queda eso.

martes, 4 de diciembre de 2012

Solo

"Estaba solo, despreocupado, feliz, cerca del corazón salvaje de la vida. Estaba solo, con su juventud, terquedad y valor. Solo en medio de una inmensidad de aire libre y agua amarga…"


James Joyce




martes, 27 de noviembre de 2012

Aleph

'Decidir. Cambiar. Estar. Ser. Reinventarse. Caminar. Hacer. Levantarse. Experimentar. Conseguir. Desafiar. Soñar. Vencer. Descubrir. Reivindicar. Comprometerse. Pensar. Creer. Potenciar. Preguntar. Crecer. Pertenecer. Despertar.
Aleph [...] nos invita a pasar a la acción. Porque llega un momento en el que sentimos la necesidad de plantearnos cómo vivimos nuestra vida, si estamos donde queremos estar y hacemos lo que queremos hacer.'

Aleph es la primera letra del alfabeto hebreo, una colección de cuentos de Jorge Luis Borges y el nombre de un reciente libro de Paulo Coelho, para el cual 'Aleph' significa el punto en el que se concentra toda la energía del universo, donde se encuentran pasado, presente y futuro. Elijo este breve texto, contraportada del mencionado libro, para iniciar este desenfadado blog.

Mentalgia nace -2 años después- de las cenizas y recuerdo de Lostinlisboa, como medio para atrapar y posteriormente liberar todo aquello que nos parece digno de reflexión, crítica, inspiración o mera mención. Como analgésico sintomático de esa Algia que a veces sufre nuestra Mente por diversas razones, que nos oprime el pecho o incluso nos impide dormir. Porque sí, la mente también duele, llegando a arder en ocasiones.
Si el objeto de Lostinlisboa se limitaba a retratar momentos, Mentalgia carece de limitación. Aquí se expondrá, se criticará, se elogiará absolutamente todo aquello capaz de hacer que algún lóbulo de nuestro cerebro brille. El único objetivo es propagar ese brillo a las mentes afines o adversas, ya sea en forma de admiración o de crítica. Lo primordial es combatir ese letargo en el que tendemos a sumirnos.
De manera más o menos esporádica -y no siempre anunciada en Facebook-, aquí se escribirá cosas, se reproducirá textos, se difundirá noticias, se publicará fotos, se pincelará frases de canciones, extractos de libros, meras ocurrencias. Todo aquello que en un momento determinado, asociado a unas circunstancias determinadas, pueda llegar a significar algo para ese problemático ente, subjetivo por excelencia, que es la mente humana.