domingo, 27 de enero de 2013

Exámenes


En enero de 2010, Juan Ligero de Cascos, español, residente en Alicante, contrae matrimonio con Marie Trompée, francesa y residente en París. En noviembre de ese mismo año, Juan y Marie deciden desplazarse a Houston (Texas, EEUU) con el pretexto de disfrutar un año sabático, pero con la secreta intención de recurrir a un útero de alquiler, al efecto de tener descendencia. Tras comunicar a los familiares de ambos que Marie está embarazada y que dará a luz en USA, la pareja permanece en Houston hasta poder retornar a España acompañados de Carlos, a todos los efectos certificado como hijo de ambos por las autoridades de USA. Sin embargo, los sentimientos de Marie parecieron cambiar súbitamente con la maternidad dado que,  una vez retornados, insiste en su incapacidad para convivir con Juan, alegando que, en realidad es lesbiana y que desea el divorcio, para contraer matrimonio con Nadia, rumana, residente en París, para lo cual cambia su residencia a la capital francesa, llevándose consigo al pequeño Carlos. 

1. ¿Ante qué tribunales podría plantear Marie la demanda de divorcio?
2. ¿En caso de resultar competente un tribunal español, qué derecho aplicaría: la ley española o la ley francesa? ¿Se daría en Francia la misma solución?
3. ¿Qué instrumento regularía la ejecución de la sentencia de divorcio francesa en España o la española en Francia?

domingo, 13 de enero de 2013

"Objetivo cumplido"

Si bien publico este texto ahora, la semilla que lo originó data de mediados de junio del año pasado, nada más terminar los exámenes. Mañana empieza un nuevo periodo de exámenes, y aunque ahora mismo las circunstancias son bastante diferentes (ni se acerca el verano ni yo cumpliré mi objetivo esta vez) quizás sea un buen momento para compartirlo.



Hace ya 2 años que me fui de Erasmus a Lisboa. Ese curso se ideó en un principio como un punto de inflexión a partir del cual debía organizar de una manera diferente -quizás más seria- mis prioridades y ambiciones. También iba a ser la guinda al pastel de los éxitos de años anteriores antes de empezar una nueva etapa. Que ese mismo pastel acabara por causarme una indigestión de tres pares de cojones, a pesar de la valiosa lección que supuso, no debía alterar el curso que deben tomar ciertas cosas llegado el momento: me hice una pequeña planificación a medio plazo y decidí prescindir de las distracciones propias de los veinteañeros recién iniciados y centrarme en mis estudios, en mi trabajo, en los seres de mi alrededor y en algún hobby. Toda distracción accesoria debía ser eliminada.

Siempre había dicho que prefiero mil veces el agobio al aburrimiento, poco a poco me di cuenta de que eso es así por muchos objetivos que me proponga. Realmente, la única prioridad debe ser uno mismo y lo que le llena. Durante el curso pasado, en el periodo que va desde septiembre del 2011 a junio del 2012, visité Alemania, Francia, Bélgica/Luxemburgo, Lisboa (2 veces), Tenerife, Barcelona y Madrid, y a falta de 3 semanas de los exámenes finales me fui de festival con mis amigos. Ya cómodamente asentado y satisfecho con mi trabajo de media jornada,  tuve la oportunidad de dar un paso más y sumarme a la representación sindical, y así de paso aprender un poco más sobre lo que estudio, dentro de mi propio trabajo de mero vendedor. Sin tiempo para nada, me sumé a la junta directiva del Alicante Surf Club, donde pude aportar mi (pequeñito) grano de arena alguna tarde de domingo. Cosas nuevas. Gente nueva. En ningún momento renuncié a la práctica de mis deportes favoritos, a ir a trabajar directo de la playa y oliendo a mar, a volver de entrenar destrozado a las 11:30 de la noche y ponerme a preparar la clase del día siguiente. Tampoco a la lectura, ni a las sagradas noches de sábado con mis amigos, ni a pasar tiempo y viajar con mi (ahora ex) novia. A lo único que puedo decir que renuncié es a la traicionera tranquilidad que a veces se echa de menos, y a unas cuantas horas de sueño. Nada más. Y todo han sido beneficios.

Con el curso ya terminado y con un pedazo de verano por delante, puedo disfrutar de la enorme satisfacción de haber cumplido con mi objetivo. Años atrás me matriculaba de 54 créditos por curso y me proponía aprobar el 80% de ellos: 45. Con esos cinco 20% restantes haría un curso de más y me sacaría la carrera sin renunciar a nada. El recién terminado curso me matriculé de 68 y aprobé 59, y lo hice con la mejor media de mis 5 años de Derecho. Esto me recuerda a un refrán muy certero: apunta a la luna si quieres llegar a la cima de la montaña.

Tardaré un año más de lo normal en terminar la carrera, pero también puedo decir que en 5 años de Derecho jamás he suspendido un exámen. Me he dejado asignaturas para otros años, pero cada exámen que he preparado lo he hecho hasta el final, y los he sacado todos. Todo en esta vida depende de tu ambición y de la capacidad de implicarte con tus propias metas. Si sabes lo que quieres y te lo propones de verdad, ya lo has conseguido. 

Un profesor mío dio un pequeño discurso filosófico en la última clase del año, y dijo algo muy importante: “no os creáis ese cuento de las segundas oportunidades”. Las segundas oportunidades no existen. Tu momento es ahora,  guardártelo para luego es un error.

En el plano del aprendizaje personal el curso pasado significó mucho para mí y quisiera poder compartir algo de ese aprendizaje. SE PUEDE cumplir con tus propósitos sin olvidarte de ti mismo, y la maquinaria siempre se va a poder forzar un poquito más si hay una buena razón que lo respalde. Sé fiel a ti mismo y a tus propósitos y los sacarás siempre adelante, y si no, seguro que habrás aprendido algo muy valioso para el próximo intento.





viernes, 11 de enero de 2013

martes, 8 de enero de 2013

miércoles, 2 de enero de 2013

¿2013?

Me aborrecía cualquier resquicio de pensamiento autoimpuesto de que la entrada de un nuevo año es motivo para la autocrítica y la reflexión sobre cómo fue el año anterior y cómo será el año nuevo. Sinceramente no tengo buenos pensamientos que dedicar ni a uno ni a otro.

¿Qué hace diferente un año del otro? Posiblemente nada, o almenos nada más allá de nuestras motivaciones personales. Este año me doy cuenta de que sí habrá una diferencia.

Para la entrada de este año lo único que me apetece hacer es recordar a mi amigo que se ha ido. Eres pieza fundamental sobre lo que fuimos, y tu ausencia también se hará notar en el futuro.

¿Mis propósitos para el año nuevo? Ni puta idea. Pero esta noche he descubierto 2 ideas que me gustaría que se materializasen: en primer lugar espero que tus familiares y amigos encuentren la calma y la felicidad; en segundo, desearía volver a sentir aquella felicidad tan jodidamente honesta de los días que pasamos en Holanda, así como de cada momento que pasamos juntos. Te juro que daría todo mi corazón por ello.

Y aquí dejo una foto tuya escenificando esa felicidad de la que hablo. En ella demuestras que es posible llorar de alegría. De hecho, gracias por ayudarme a encontrar el propósito para el resto de mi vida. Un abrazo Verso.