lunes, 17 de junio de 2013

Hoy hubiésemos hecho 25 años

"Hoy hubiésemos hecho 25 años de casados", dijo, mirándome por el espejo retrovisor. Me quedé sin reacción: había cogido el taxi en la avenida 9 de Julio, el tráfico estaba fatal, nos tomó media hora para cruzar la avenida Faria Lima y llegar a Piñeiros, todo en el más aséptico de los silencios, entonces él me mira por el retrovisor y, como si fuese la continuación de una larga charla, me lo suelta: "Hoy, hubiese sido nuestro 25 aniversario".
  
Mi sorpresa, sin embargo, no duró mucho tiempo ya que pronto añadió: "Nunca lo olvidaré: 1 de junio 1988. Nos conocimos en un bar, en la playa de Santos, y desde entonces jamás pasamos un sólo día sin hablarnos. Hasta hace cinco años... Pero ¿qué le vamos a hacer, no? Si Dios lo ha querido así ... ". Hubo un breve silencio mientras adelantábamos a un camión de la basura, y yo logré articular un "lo siento". "Gracias. Al principio fue complicado, ahora ya me voy acostumbrando. Pero ¿sabes qué es lo más difícil? No tener ninguna foto de ella." "!¿Que no tienes ninguna foto suya?!" "No, a ver, fotos sí tengo, incluso hice un álbum, pero no tengo fotos de ella haciendo sus cosas, ¿me entiendes? Por ejemplo: foto de ella en la boda de nuestra hija la mayor, toda arreglada. Pero ella no era así, con peinados, con vestidos. ¿Sabes cómo la recuerdo más? Con el delantal. Sólo que cada vez que hacíamos comida en casa y alguien aparecía con una cámara de fotos en la cocina, ella se quitaba el delantal a toda prisa, se arreglaba el pelo, y al final no parecía ella. He estado pensando mucho al respecto, esas fotos... Hablo con los pasajeros y tal, y me dí cuenta de que es así, forma parte del ser humano, en serio. La gente, fíjate, la gente trabaja todos los días en la oficina, digamos, todos los días van allí y jamás se hacen una foto en el portal, en la fuente, en esos lugares en los que están todo el tiempo. Entonces, un fin de semana se van a una playa cualquiera, se llevan la cámara, el móvil y tchuf, tchuf, tchuf. No tiene sentido. ¿Para qué vas a querer guardar las cosas que no forman parte de tu vida, y no las que sí forman parte? ¿Me sigues? No tengo fotos de mi esposa en el sofá, viendo la telenovela, pero sí tengo una suya en la moto de agua de mi cuñado. ¿Giro en esta avenida, no?".

"El año pasado me entró una agonía, un anhelo... Cogí el álbum, sólo había aquellos retratos de boda, de viajes, de motos de agua, y ¿sabes lo que hice? Me fui a la playa de Santos. Yo que sé, quise volver a aquél bar". "¿Y qué pasó?". "Pasó que el bar había cerrado en el 94, pero el propietario -un señor mayor- todavía vivía en el inmueble. Le expliqué mi historia y me dijo: 'Entra'. Abrió el armario, me dejó una caja de zapatos y dijo: 'Son fotos del bar, puedes quedarte una, llévatela de recuerdo'."

Paramos en un semáforo. El taxista sacó la cartera, cogió la foto y me la dio: unas 50 personas por las mesas, unas cuantas más en la barra. "Fíjate en la fecha, en el rincón de abajo". "Uno de junio de 1988". "Pues sí. Cuando cogí la foto y vi la fecha no me lo podía creer. Recorrí con el ojo cada mesa, viendo si nos encontraba ahí en medio, pero no. Todos los días miro la foto encabronado, pensando: ¿Estaríamos a punto de llegar? ¿O es que ya nos habíamos ido? Moriré con la duda. De cualquier forma, está ahí la prueba: fue en ese lugar, ese día, y hoy hace 25 años. Te dejo al lado de ese cajero, ¿te parece bien?".

martes, 11 de junio de 2013

Segundos fuera


Estuve unos instantes con la guardia baja, perdido en laberintos del "¿soy uno, dos o tres?". Absorto en esa duda no oí la campana, o acaso su tañido me evocaba mi niñez. Bastó ese breve tiempo de volver a casa para sentir un golpe bajo que me hizo caer. La lona me besó mordiendo unas monedas; la fuerza de aquel golpe me ayudó a ponerme en pie.


lunes, 3 de junio de 2013

Shakespeare dijo

Después de un tiempo aprenderás que el sol quema si te expones demasiado. Aceptarás incluso que las personas buenas podrían herirte alguna vez y necesitarás perdonarlas. Aprenderás que hablar puede aliviar los dolores del alma. Descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos destruirla, y que tú también podrás hacer cosas de las que arrepentirás el resto de tu vida.